Peniley Ramírez Fernández
22/02/2017 - 12:00 am
La enigmática señora Macías
Karime Macías era una mujer de trato dulce, que solía hablar en voz baja. Como una costumbre arraigada, comenzaba sus conversaciones preguntando a su interlocutor qué libro estaba leyendo. A diferencia de su esposo, quien comía con avidez, hablaba con la boca llena y muchas veces mostraba a sus amigos que no tenía respeto alguno […]
Karime Macías era una mujer de trato dulce, que solía hablar en voz baja. Como una costumbre arraigada, comenzaba sus conversaciones preguntando a su interlocutor qué libro estaba leyendo. A diferencia de su esposo, quien comía con avidez, hablaba con la boca llena y muchas veces mostraba a sus amigos que no tenía respeto alguno por llegar a tiempo a las citas ni a las reuniones, la señora Macías era pulcra y educada.
En los primeros años de su paso como primera dama de Veracruz, entre 2011 y 2012, se interesó vívidamente por la cábala y la meditación. Fue en esta época cuando comenzó a escribir, en una libreta con un costo aproximado de 400 dólares, que ella merecía abundancia.
La libreta de Macías se convirtió en el símbolo más reciente del paso de la pareja Duarte-Macías por el gobierno de Veracruz. Un amigo de la familia, quien confirmó para esta columna que la letra en las libretas sí pertenece a la ex primera dama, dijo que tiene dudas sobre por qué estos artículos personales aparecieron en una bodega en Córdoba, la ciudad donde Duarte creció y vivió su orfandad, luego de la muerte de su padre.
El nuevo gobierno veracruzano, encabezado por Miguel Ángel Yunes, aseguró la bodega durante el fin de semana, pero esperó al lunes para hacer el anuncio oficial. Entre el morbo que ha generado en la prensa los artículos allí encontrados, son los diarios de Macías los que han tenido mayor eco en la prensa ajena al caso veracruzano.
Los diarios de Macías denotan obsesión y orden, características que sus conocidos le atribuyen a la esposa de Duarte, una fanática de las carreras de caballos, cuyos mayores intereses en la vida eran sus padres y sus hijos.
También confirman uno de los elementos centrales del caso de desfalco quizá más indignante de la historia reciente de México: la relación de la pareja con Moisés Mansur, su principal colaborador y prestanombres, a juzgar por los bienes ya decomisados y por el complejo entramado de empresas y propiedades que el entonces Gobernador de Veracruz y su esposa adquirieron, en las cuales Mansur está directamente implicado.
Varios de los apuntes de la primera dama hacen referencia a “Moy”. No es una mención cualquiera. En su lista de pendientes respecto a la compra de propiedades, apertura de cuentas bancarias y vínculos con políticos locales, Macías dividía las acciones entre “Moy” y “nosotros”.
Durante años Mansur se paseó en Veracruz como un funcionario sin cartera. Cada semana, según relataron para esta columna dos fuentes cercanas a la familia, el empresario viajaba a Xalapa y se hospedaba en la residencia oficial del Gobernador, donde tenía incluso su propio cuarto.
La relación que existía entre Duarte, su esposa y Mansur no estaba exenta de complejidades. Una de las fuentes relató que, en una ocasión, durante una reunión con amigos, Duarte reclamó en público a su esposa porque estaba bailando con su amigo, quien fue su compañero de casa durante la universidad y quien según versiones de prensa, le presentó a Macías.
¿Cuál fue el papel de la esposa de Duarte en el entramado de desvío de dinero de los veracruzanos? ¿Cuánta información sobre la red ilegal estaba realmente en manos de ella, con un perfil mucho más ecuánime y ordenado que su esposo?
Hasta ahora, el papel de Macías había lucido como un silencio secundario. “Ella era la mente maestra detrás de él”, dijo unos días antes del descubrimiento de sus diarios, durante una conversación informal, una fuente cercana a la investigación del caso.
Hasta el momento, las autoridades no han podido localizar a Duarte en su escondite dentro o fuera de México, pero varios han dicho huyó con su esposa y se han mantenido juntos. Tampoco han adelantado cuál era el papel de Macías en los negocios corruptos de su esposo, en la compra de propiedades o en la administración de sus relaciones con políticos o prestanombres.
Sin embargo, el descubrimiento del diario exhibe una vez más la facilidad con la que políticos en México realizan negocios millonarios al amparo del poder público, sin que haya contrapesos reales que vigilen o sancionen, a tiempo, acciones de corrupción tan evidentes como las que se han documentado durante el mandato de la pareja, Duarte-Macías en Veracruz.
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